LA PROFESIÓN DE PSICÓLOGO CLÍNICO Y LA ESPECIALIZACIÓN EN PSIQUIATRÍA DE LOS MÉDICOS GENERALES Y SU POSTERIOR FORMACIÓN COMO PSICOTERAPEUTAS O ANALISTAS, ES UNA DECISIÓN QUE PROVIENE Y POR SUPUESTO, DE LA NECESIDAD DE SANAR SUS PROPIAS HERIDAS EMOCIONALES VIVENCIADAS EN SUS INFANCIAS.
EL PADECIENTE SE MOVILIZA PARA COMPRENDER LA PSICOLOGÍA HUMANA: Psico: mente; logía : conocimiento,en un recorrido y aprendizaje del funcionamiento del aparato mental.
En este punto hay una bifurcación entre los padecientes aptos y susceptibles de acceder a una psicoterapia personal en conjunto con el aprendizaje de la psicología e ir integrando de ese modo la teoría y la práctica clínica. La racionalidad en conjunto con la subjetividad.
Y, los que fueron víctimas de una herida emocional fundacional, que arrasó con la posibilidad de desarrollar una subjetividad. Le ha acaecido una herida psíquica profunda que desplaza la manifestación del alma del sujeto y lo deja con incapacidades emocionales de por vida. Tales cómo: no poder vincularse empáticamente con otros sin un equivalente emocional, serán también sobre adaptados a su entorno y lo que éste espera de ellos, no podrán acceder a la amplia gama de sentimientos y emociones propias de lo humano, sólo podrán quedarse con las funciones cognitivas con las que nacieron: memoria, percepción e imaginación.
Ese es el lamentable caso de los individuos con trastorno narcisista de la personalidad.
A la hora de convertirse en psicoterapeutas se ha de hacer una diferencia radical entre un teórico de la psique, diagnosticador de personalidades y un psicoterapeuta.
Un buen psicoterapeuta ha sanado sus heridas psíquicas de infancia, y vive en la auto conciencia y en el autoconocimiento. Ha dado un espacio protagónico a su Niño interior, recobrado y reparado. Y reintegrado a la personalidad total; posibilitando así la continuidad coherente de su vida. Luego de esta carrera obligatoria, así estará capacitado para ser un psicoterapeuta de bien.
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